lunes, 7 de agosto de 2017

¿Quién alimenta al mundo?

Durante el último año hemos tenido una dura campaña de la agroindustria contra organizaciones sociales y ambientales defensoras de una alimentación más sostenible y desindustrializada, en especial en el tema de los OMG, tal vez para celebrar como es debido la fusión de Bayer y Monsanto. Esta campaña se ha hecho particularmente repugnante con las acusaciones vertidas por el reconocido científico J.M. Mulet contra Ecologistas en acción a principios de Julio, en las que acusaba a la organización de terrorismo ambiental. No hay matices que introducir a la expresión, es lo que dijo.

El Sr. Mulet está en su derecho de criticar la agricultura ecológica y defender el uso de OMG, y como científico tiene mucho que aportar a ese debate, pero al margen de la evidente salida de tono, que no contribuye en nada a la discusión racional, resulta un tanto ridículo la queja contra los procedimientos del activismo ambientalista, fuertemente vinculados con los del pacifismo.


El problema de fondo es que sigue sin haber un consenso científico sobre la seguridad de los OMG. Si a eso le añadimos que tampoco hay mucho margen para un sólido apoyo desde el punto de vista de su necesidad, entenderemos por qué esa discusión se dispersa a otras cuestiones más folclóricas.

Porque hay una cuestión de fondo relevante: la industria agroalimentaria no alimenta al mundo. La mayor parte de los habitantes del planeta sigue alimentándose de pequeñas y medianas explotaciones más o menos tradicionales. No olvidemos tampoco que esa misma agroindustria desperdicia el 30% de lo que produce antes de comenzar su distribución. Así que antes de empezar a discutir sobre lo buenos o malos que son los OMG, cabría pensar en si el esfuerzo técnico y económico invertido en su desarrollo no podría ser empleado en alguna actividad socialmente más necesaria. En lo que gastaba mi tiempo leyendo a Mulet me han comentado de una interesante iniciativa en Australia, que os invito a leer. Necesitaremos de la ciencia para alimentar al mundo, pero tal vez no por el camino que algunos quieren imponernos.

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