miércoles, 3 de agosto de 2016

Más polémicas en torno a los OMG


El pasado 30 de junio, 109 científicos galardonados con premios Nobel, firmaron una dura carta acusando a Greenpeace prácticamente de crímenes contra la humanidad por su oposición al desarrollo de los OMG (Organismos Modificados Genéticamente), y específicamente de uno de ellos, el arroz dorado, que permite un mayor contenido de vitamina A, lo que atiende un problema específico de ciertas zonas de Asia. El argumento en defensa de los OMG era el de siempre: que con una población en crecimiento, va a ser necesaria una mayor producción de alimentos.


Con ser esto cierto, el asunto de los OMG es bastante más complejo. Ese argumento podría tener sentido si estuviéramos ya en una situación tal que fuera la única forma de alimentar a la humanidad, pero nada más lejos de la realidad. Cabe recordar que cerca de la tercera parte de lo que se produce no llega a distribuirse, se tira, simplemente porque no está en el estándar (es grande, es pequeño, es feo, tiene mal aspecto…). Por otra parte, cerca de tres cuartas partes de la superficie agraria mundial está destinada a usos no alimentarios, lo que incluye pastos, cultivos para la ganadería, cultivos no alimentarios (por ejemplo, algodón) o cultivos de biocombustibles (es recomendable para comprobar estas cifras consultar la web de la FAO). Así pues, estamos destinando a la alimentación mundial el 25% de la tierra agraria, de lo que produce tiramos la tercera parte, y lo que queda lo distribuimos de forma tal que el 10% de la población mundial padece sobrepeso… Parece que el problema no es producir más.

¿Son saludables los OMG? Al nivel actual de nuestros conocimientos, parece que sí, pero no hay un consenso científico abrumador. De hecho, hay una declaración de más de 300 científicos que vienen a reconocer eso, que el problema es que hay que subrayar lo de “al nivel actual de nuestros conocimientos”. La ciencia genética esta aun en pañales, y de hecho no sabemos qué efectos tiene a largo plazo una alimentación que incluya OMG (ni eso ni muchas otras cosas, como lo que sucede a largo plazo con las interacciones de estos organismos con la biodiversidad “convencional”, por ejemplo). En estas situaciones, es bueno actuar con cierto nivel de prudencia, y recordar las cosas que se hacían con productos que ahora sabemos que son peligrosos, pero que en su momento parecieron un gran avance.

No hay necesidad de usarlos y no sabemos si son saludables. Lo que sí sabemos es que si se generalizan, son sólo seis las empresas en todo el mundo que se beneficiarán de ellos, porque los OMG son fabricados y patentados. Parece claro que un oligopolio tan poderoso no va a dudar en lanzar esta y cualquier otra ofensiva. Nadie duda del talento de los 109 premios Nobel, pero es evidente que en el terreno de la especulación financiera (y los OMG son una cuestión básicamente de especulación financiera, aunque con terribles consecuencias ambientales, sociales y políticas) no tienen mucha visión, y les han manipulado sin disimulo.

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